Tokina 16-50mm f2.8 para APS-C Montura Nikon
Con el zoom en las manos lo primero que nos llama la atención es su apreciable volumen teniendo en cuenta su circulo de proyección APSc. Su elemento frontal va acorde a los 77 mm. de su filtro dejando poco espacio en el bisel para su logotipo.
Su gran elemento frontal así como sus más de 600 gramos no pasan desapercibidos. Dicha masa además está distribuida con el centro de gravedad un tanto adelantado.
El acabado externo es el típico de Tokina, de superficie granulada esmaltada en semi-brillo muy resistente y sufrida. Las gomas de un tacto correcto y ensamblajes perfectos.
Su diseño constructivo está realizado a base de un sólido chasis portante. El desplazamiento longitudinal de los grupos corre a cargo de dos elementos telescópicos de recorrido único. La extensión de cada uno es comedida pero la suma de los dos es un tanto larga dado su rango focal.
Los 16 mm. están situados en la zona más práctica de uso, o sea en su posición más retraída y los 50 mm. al final de su extensión, progresando esta de forma proporcional a la longitud focal.
En los 50 mm., dado el diámetro del elemento frontal y el de su parasol, su aspecto es un tanto imponente.
El enfoque es de tipo interno con un anillo muy generoso de MF el cual dispone de la función rápida mediante su deslizamiento hacia la cámara.
El accionamiento del MF tiene un recorrido muy corto, excesivamente corto, pasando en 45º de su distancia mínima de enfoque a infinito. Este corto recorrido le confiere un arqueo muy estrecho haciendo esta operación bastante delicada.
El ajuste de todos los elementos es notable y el accionamiento de ambos anillos suave, sin atascos y preciso.
Por último, para completar el buen hacer de sus acabados, se encuentra a faltar una junta tórica de caucho en la bayoneta.